“CONÓCETE A TI MISMO”
¿Hay algo más importante que conocerse a sí mismo? Pareciera
que no... si hasta el gran filósofo Immanuel
Kant ha dicho: "no vemos el
mundo como es, sino como somos..."
Imaginemos entonces esa importancia...
Hoy hablaremos de eso...
Hay quienes dicen que es más fácil conocer a otro, y desde ahí, entonces, conocerse a sí
mismo... Por ejemplo: si eres mujer, puedes dedicarte a conocer a un hombre: algo
que es infinitamente más simple... y si eres varón, te conviene el atajo de
escuchar a tu esposa, que te sintetiza: "Eres un inútil..." (como mínimo: dentro de tu casa)... Es un
punto de partida…
Si tienes novia, sólo espera, y en algún momento te lo dirá,
y si no tienes novia ni esposa, pregunta o recuerda a tu madre.
Las madres no son tan frontales como las novias y esposas...
Ellas más bien te dan pistas... Enuncian frases como: "Te lo dije...", "Si me hubieras
hecho caso, pero como no escuchas...", o bien (la frase más lapidaria
y aparentemente irrefutable): "Te
conozco desde que naciste..."
Que otra persona te conozca (en este caso tu madre) no
aporta nada definitivo, pero siembra una
esperanza: si ella al menos te conoce, algún día bien te podrías llegar a
conocer tú...
Si eres mujer (lo
cual evidentemente es más complejo), puedes recurrir a la simplificación
masculina como punto de partida: "eres
una histérica".
Ahora, desde el punto
de vista histórico, este gran problema ("Conócete a ti mismo"),
tiene su punto de arranque tanto en Grecia, con el Oráculo de Delfos, que
enunciaba: "Conócete a ti mismo... y
conocerás a Dios"... -frase arriesgada, sobre todo para aquel que
tiene un principio de megalomanía, o nació en Argentina...- como en la India,
donde en el libro sagrado Baghavad Gita (y en muchos otros de
los centenares de libros sagrados que tienen los hindúes, a diferencia de los
pobres judíos, que poseen sólo uno), el Maestro o Deidad -que tiene distintos
nombres según cada libro- le dice al Discípulo: "Tú eres Eso".
El Baghavad Gita es uno de los libros
religiosos más importantes de todas las épocas, y data del siglo III a. C.
O sea, que el Oráculo
de Delfos decía: "Conócete a ti
mismo... y conocerás a Dios", y la Baghavad
Gita sostiene: "Tú eres Eso..."...
Ahora: entre "Dios" y
"Eso", ¿qué relación hay?
¿Es lo mismo, son cosas distintas…? Sólo lo sabrás cuando te conozcas (o no)...
Por otro lado, en el Antiguo
Testamento, Moisés le pregunta a
Jehová, el “Dios de los Judíos” (que
podría llegar, imprevistamente, a ser el "Eso" de los hindúes): ¿Quién eres?"… Y Jehová le responde: "Soy el que soy"... Más claro
imposible...
Menos mal que en hebreo los fonemas no son los mismos que en
español, sino se habría corrido el riesgo de que Moisés (en la montaña y con
tanto viento), oyera mal y entendiera que Jehová le dijo: “Soy el queso… ¿y?...”
Después de los avatares del pueblo judío con Jehová, en
Greciaiba tomando forma la Filosofía,
como disciplina estructurada en torno a la acumulación de los conocimientos, y
arremetió con la misma pregunta... Aquí retomamos al Oráculo de Delfos (que no sabemos exactamente qué era)...
Un día Cherafón (alumno de Sócrates) le preguntó al Oráculo si
había en el mundo algún hombre más sabio que Sócrates, y éste le contestó: “Sófocles es sabio, Eurípides aún más sabio
que Sófocles, pero Sócrates es el más sabio de todos los hombres”.
O sea: que Sócrates supuestamente se conocía a sí mismo.
El problema es que cuando Sócrates se enteró, no estuvo de
acuerdo, porque declaró: "Sólo sé
que no sé nada..."
Esta famosísima frase es muy festejada hasta hoy, pero una
vez, yo me pregunté: "¿y cómo sabía Sócrates que no sabía nada?... ¿Cómo
podía estar seguro de eso?... Tal vez no sabía que sí sabía… (Ver sobre “el inconciente” de Freud, más
adelante)...
Me pregunté y me pregunté, pero hasta hoy no obtuve respuesta
(sobre todo de Sócrates). Porque además hay una paradoja aquí: si él sabía que
no sabía nada, ya sabía algo,
entonces no es tan simple que "no sabía nada"... (y tampoco es
cuestión de alardear…)
Para mí lo de Sócrates, igual, es inexplicable: él estaba casado
(a diferencia de otros filósofos, como Nietzsche o Schöpenhauer), por lo tanto,
era experto en malentendidos, ¿por
qué no pensó que el Oráculo se refería a que si él (Sócrates) reconocía que
"no sabía nada", era el más sabio de todos, y punto?
¿Por qué no dijo: "¡Ah!,
ya entendí... como el Oráculo considera el "no saber" (que no es lo
mismo que la ignorancia, en donde no se
sabe que no se sabe) como la máxima sabiduría, yo, Sócrates, al reconocer
que "no sé nada", soy el más sabio..."?
¿Por qué no se dio cuenta de esto, eh? (¿O por qué no se lo
dijo, al menos, su esposa, Xantipa, que seguramente, como todas las esposas, le
diría muchas veces lo que tenía que hacer –o decir, o pensar, o sentir, o
intuir, o anticipar, o prevenir, o adivinar…?)
Si tomamos la declaración de Sócrates como válida (que era
el “más sabio”, pero por “no saber nada”) digamos que "volvemos a fojas cero", como
sostendría el detective Columbo, quien era muy observador e
inquisitivo...
De paso, recordemos que a Sócrates no le fue muy bien
"no sabiendo nada"... justo cuando el Oráculo sostenía que él era el
más sabio, y él afirmaba: "sólo sé que no sé nada", lo condenaron a
muerte, lo obligaron a suicidarse...
No se sabe si lo suicidaron por envidia -ante lo que dijo el
Oráculo- o por astucia -le hicieron tomar cicuta aprovechando que "no
sabía nada"-, y se lo sacaron del medio, porque aunque “no sabía nada”,
dicen que era medio criticón…
Y además molestaba mucho con sus preguntas algo irónicas… lo
cual suscribe mi punto de vista de que no preguntaba tanto porque “no sabía”, sino
que tal vez preguntaba mucho porque sí
sabía algo… (p.ej: que todos los que lo rodeaban eran unos idiotas que creían
saber).
Sócrates no escribió
una sola página, pero su discípulo Platón, sí; dejó escritas cientos y cientos
de páginas, verdadera hazaña del intelecto, si tenemos en cuenta el punto de
partida básico de Sócrates: "no sé nada"... (aquí se abren
dos posibilidades: quizá Sócrates se refería a que "no sabía nada"
sobre sí mismo, pero sabía un montón
sobre otras cosas, y sobre eso escribió Platón, o bien Platón logró
desarrollar a fondo, en muchísimas páginas, el concepto central de Sócrates:
"sólo sé que no sé nada...",
lo cual es aún más meritorio)
Lo raro, entonces, es que en principio, para llegar "a
no saber nada" (y quizá, así, “conocerse a sí mismo”), hay que leer toda
la obra de Platón... Manos a la obra, pues...
Pero ojalá esto fuera suficiente... Hay muchos indicios de
que no es así... La Filosofía (así, con mayúsculas, o sea, CON TODO) siguió su
curso: tenemos grandes figuras como Agustín
de Hipona, David Hume, Baruch Spinoza, Tomás de Aquino, René Descartes,
quien postuló: "Pienso, luego existo..."
(según este autor, en principio, ya podemos entender por qué nuestra esposa, o
novia, o madre, nos dice que somos inútiles -o si eres mujer, por qué te dicen
"histérica"-: esas personas no piensan sobre sí mismas, piensan primero
sobre los demás... porque como descubrió Descartes,
para existir primero tienen que pensar,
y claro: es más fácil pensar -sobre todo
negativamente- en los demás... es casi automático y totalmente entendible…)
Después –en el siglo XIX- vendrían, entre otros, Schöpenhauer, Hegel y Nietzsche... Este último postuló el
"eterno retorno", lo cual es bueno, porque según este autor, tiempo
no nos va a faltar para conocernos a nosotros mismos (igual que si tenemos en
cuenta la reencarnación de las doctrinas hindúes y creemos en ella)... así que
nos podemos ir de vacaciones tranquilos... incluso a Tailandia... entonces:
nada de arrojarnos desesperados a leer (encima a las apuradas por si nos agarra
un ACV), las obras completas de Platón...
Ya llegados al Siglo XX, destaquemos a Jean Paul Sartre, quien escribió una obra muy importante: "El Ser (o sea: nosotros) y la Nada"... Hay que leerla completa... La sección dedicada a "la
nada" son como 400 páginas, pero vale la pena: después de leer todo
cuidadosamente, nunca más volveremos a
dudar acerca de lo que es la nada... y entender claramente qué es "la
nada" nos despejará el camino
para conocernos a nosotros mismos (ya que nosotros somos "algo"
-aunque sea: "inútil" o "histérica")... Igual hay
excepciones… a veces un amante despechado te dirá: "vos no existís",
o sea, que nos quiere hacer parecer a "la nada", pero esto es una
contradicción en los términos (y además es para molestar nomás), así que
podemos obviarlo.
Lo más impactante, al leer "El Ser y la Nada", es el final, que dice:
"Ahora nos es dado concluir (...) Nuestras
investigaciones nos han permitido responder a la primera de esas preguntas: el
Para-sí y el En-si están reunidos por una conexión sintética que no es otra que
el propio Para-sí. El Para-sí, en efecto, no es sino la pura nihilización del
En-sí: es como un agujero de ser en el seno del Ser".
¡Clarísimo!: si
captamos la brillantez meridiana de este concepto, sentiremos el impulso
irresistible de zambullirnos en esa obra capital del filósofo francés para empezar
a saber por fin quiénes somos.
Otra persona que se dedicó mucho a conocerse a sí mismo fue
el gran filósofo alemán Martin Heidegger (Martin sin acento, porque el nombre también
es alemán). La obra capital de Heidegger se titula "Ser y Tiempo". (En algunos círculos Heidegger no cae bien, era
simpatizante del Tercer Reich y de Hitler, aunque
sólo al principio –esto implica que era un poco lento para entender
algunas cosas, pero eso puede ser bueno en filosofía, porque se piensa con más
cuidado).
Aunque el libro "Ser
(o sea: nosotros), y Tiempo" es
una obra capital de la filosofía moderna, hay personas muy estudiosas que
descreen de su potencial para ayudarnos.
Por ejemplo, el filósofo de la ciencia Mario Bunge, se pregunta: "¿Qué dice Heidegger sobre el ser? "El
ser es ello mismo". ¿Qué significa? ¡Nada! Pero la gente, como no lo
entiende, piensa que debe ser algo muy profundo. Veamos cómo define el tiempo:
"Es la maduración de la temporalidad". ¿Qué significa eso? Las frases
de Heidegger son las propias de una persona con esquizofrenia. Se llama esquizofacia. Es
un desorden típico del esquizofrénico avanzado".
Suena fuerte, pero en otro pasaje Bunge modera esa opinión y aclara que, para él, Heidegger es en realidad
"un pillo que se aprovechó de la tradición académica alemana según la cual
lo incomprensible es profundo".
Como vemos, no es fácil ponerse de acuerdo en Filosofía,
sobre todo en el "conócete a ti mismo". (Más bien, y a juzgar por
declaraciones de este tipo, en Filosofía cada autor conoce mejor a otro que a
sí mismo).
Otro caso notable para tener en cuenta, es el de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (sus
padres no escatimaban nombres, algo usual en Alemania, sobre todo con nombres
rimbombantes como Wilhelm y Friedrich). Hegel fue un importantísimo
filósofo que escribió una larga obra llamada "Fenomenología del Espíritu".
Cuando se dice que "somos Espíritu" (una forma de
ir acercándonos al “Conócete a ti mismo”), podríamos estudiar esta obra y tal
vez comprendamos el concepto (que no sé si es lisa y llanamente “conocerse a sí
mismo”, pero se parece).
Sin embargo, cuidado: otro gran filósofo, Arthur Schöpenhauer, tenía sus dudas
sobre esta obra, y nos advierte con estas palabas:
"Debo decir que la supuesta filosofía de Hegel no es
sino una colosal estafa y que ofrecerá a la posteridad una fuente inagotable de
burlas a costa de nuestra época, que erróneamente lo ha ensalzado, promovido y
elogiado.
"El pensamiento de Hegel no es sino una pseudo-filosofía
que paraliza todas las fuerzas del ingenio, que ahoga todo pensamiento
verdadero y que, valiéndose de audaces y astutos excesos del lenguaje, arroja
la verbosidad más vana, carente de toda idea o sentido, y por demás
embrutecedora, como lo demuestran sus insustanciales resultados, sin principios
ni consecuencias.
“Diré también con razón que ese summus philosophus ha arrojado sandeces como nadie, y hasta el
extremo tal de que si alguien leyera su obra más estimada, la "Fenomenología del Espíritu",
concluirá que el manicomio es el mejor sitio en el que se le puede confinar a
su autor".
¿Cómo saber si Schöpenhauer exageraba, o sólo le faltaba
diplomacia? En el camino de conocernos a nosotros mismos, lo sabremos leyendo
entera la "Fenomenología del Espíritu",
y sacando nuestras propias conclusiones (algo que a veces es inevitable en el
camino del "conócete a ti mismo").
Ojalá alcanzara con alguna Religión o Filosofía para
conocerse a sí mismo... Hay quienes dicen que no, desde distintas disciplinas
muy respetables, y parecen tener razón...
Los Antropólogos, por ejemplo, te dirán: ¿cómo vas a
conocerte "a ti mismo" (si eres mexicano o español), o "a vos
mismo" (si eres argentino), sin conocer a fondo cómo vivieron tus
antepasados lejanos?
El Historiador sostendrá que también hay que conocer a los
antepasados cercanos (y sobre todo qué hicieron o dejaron de hacer, si fueron
héroes o villanos, si eran tontos o robaban, quién se acostaba con quién,
etc.)...
Los Paleontólogos, con todo derecho, te reclamarán: “¿No te
importa saber sobre los huesos de tus ancestros?”
Y el Arqueólogo argumentará: “¿Carece de toda importancia,
para ti (o para vos) el hábitat de tus antepasados?”
El Sociólogo te preguntará si eres rico, pobre, o de clase
media; si eres de izquierda, de derecha, o del “centro” (en el que el sociólogo
no cree, porque sostiene: “o sos de izquierda o sos de derecha”, no se puede
estar “medio embarazada”)…
El Biólogo dirá que no te puedes conocer si no comprendes lo que es un proceso
biológico... (porque, obviamente: estamos vivos; lo cual remite a la
inquietante pregunta: “si al final de todo llegamos a conocemos a nosotros
mismos, y luego morimos, ¿qué pasa con ese conocimiento?”).
El Químico interroga: "Eres, en parte tus hormonas,
¿sabes lo suficiente acerca de ellas?"...
El Físico sostiene con razón (y pruebas): "En tu cuerpo
hay átomos que estaban en las primeras estrellas que se formaron después del
Big-Bang... " (Hay que tener en cuenta esto también... ¿soy yo mis átomos?
Obviamente no del todo, pero entonces: ¿en qué porcentaje? Esta pregunta sólo
se puede responder estudiando Matemáticas, incluso Teoría de Conjuntos, porque
“átomos somos todos”, parafraseando a Juan Domingo Perón).
Pero claro, ¿cómo vamos a tratar de conocernos a nosotros
mismos obviando la Psicología?
El problema con la Psicología es que hay muchas corrientes,
y no debería descuidarse ninguna...
El “Conductismo”
es la más sencilla y directa: "Eres
tus actos"... Observa tus actos, y ya está... Si eres varón, las
mujeres que te rodean (esposas, novias, madres e incluso amantes), en algún
momento te dirán (en base a tus actos): "Eres un irresponsable...", y si eres mujer, los varones (ya lo
dijimos) te dirán (en base a tus actos o "amagues de actos"): "Eres una histérica..."
Esto parece demasiado simple (aunque en principio suele ser
verdad), pero hay otra terapia, la llamada "Cognitiva", en la cual lo que importa son los procesos de
pensamiento... Por ejemplo: si piensas que eres un "gilipollas", por
lo menos sabes que eres español, y si piensas que eres un "boludo",
es muy probable que seas argentino (o un "pinche" mexicano que lleva
demasiado tiempo en Argentina)...
Luego está la terapia "Sistémica". Según esta terapia, para llegar a conocernos
tendremos primero que conocer a fondo a nuestra familia... quizá incluso a
nuestra familia política... David
Sampaolo, una autoridad en esta corriente, recomienda no desperdiciar sobre
todo el período de las Fiestas: Navidad y Año Nuevo, porque en esas fechas
críticas se termina sabiendo a fondo quién
es quién...
También está la terapia “Gestalt”, cuyo axioma dice: “El todo es mayor que la suma de las partes”, lo cual es extraño pero obvio cuando
revisas las facturas a principio de mes. Pero, ¿qué tengo yo que ver con el
todo?
Un ejemplo para entender rápidamente el axioma “El todo
es mayor que la suma de las partes”, es la
anécdota del matemático P.G. Lejeune-Dirichlet (1805-1859), quien no era
partidario de escribir cartas. Se cuenta que una de las pocas veces que
escribió alguna misiva fue por el nacimiento de su primer hijo. Dirichlet envió
un telegrama a su suegro con el mensaje siguiente:
1 + 1 = 3
1 + 1 = 3
Queda claro que “el Todo” (3) es “mayor que la
suma de las partes” (1 + 1), por lo menos cuando el “1 + 1” es un hombre más una mujer.
Pero… ¿por qué, para conocerme a mí mismo, tengo que conocer
"todo"? Es justamente lo que te explica la "Gestalt", que
no se puede sintetizar porque es un "todo".
Por último, llegamos a la más importante de todas las
psicologías: el “Psicoanálisis”...
Sigmund Freud fue el padre del psicoanálisis, pero algunos fanáticos de esta
disciplina a veces le quieren adjudicar la
paternidad de todas las psicologías, cosa que obviamente es una
exageración, porque con tantas "hijas" Freud tendría que haber tenido
muchas esposas, y entonces habría sido un jeque árabe... y no lo era... vivía
en Austria, ciudad de la que tuvo que escapar de Hitler, igual que Einstein,
porque ambos fueron acusados por el Tercer Reich de difundir “conocimientos
judíos”…
El talento de Freud es indiscutible... Lo prueban un par de sus
axiomas: "Todos somos neuróticos"...
(se incluyen las categorías "inútil" e "histérica", pero no
los psicóticos o perversos y su hallazgo más extraordinario: la postulación de
que para llegar a conocernos a nosotros mismos primero tenemos que conocer nuestro inconciente (si es Inconciente
parece que no podríamos conocerlo nunca, pero no es así). “Evidentemente, el inconsciente sólo se puede conocer cuando
ya no es inconsciente” (sic: “Wikipedia”, ver artículo y Obras
Completas de Sigmund Freud).
Para lidiar con el inconciente
(y especialmente con los inconcientes) Freud inventó la "sesión
psicoanalítica", con o sin diván (según el bolsillo del consumidor)...
Para hacer terapia psicoanalítica, en el 90% de los casos, hay
que pagar... Esto ya de por sí es complicado...
En principio, que sea pago es justo para el psicoanalista, porque si el psicoanalista no
come, no se podrá conocer a sí mismo, y si no se conoce a sí mismo, no te
podrá ayudar... (aunque hay quienes aseguran que no es un requisito esencial
que el psicólogo se conozca a sí mismo, mientras tenga título, puede ayudar
igual... incluso, en algunos pocos casos, han ayudado "profesionales"
con título falso, porque produjeron el efecto paradójico de que sus
pacientes supieran, de sí mismos, que fueron fácilmente engañados y, por lo
tanto, eran "tontos", lo cual siempre es un avance en el
auto-conocimiento)
Decíamos que es justo para el psicoanalista que la terapia
sea paga, pero esto ya crea una división económica (una discriminación) entre
los que pueden pagar una terapia y los que no... Los pobres, por lo tanto,
la tienen de entrada más difícil (como en muchas otras cosas...) Por
ejemplo: veamos una escena cruel (pero común): un potentado pasa frente a un
mendigo, y le dice: "¿No tienes para comer … Y ENCIMA NO TE CONOCES A TI MISMO?!!? ¡Qué barbaridad!"...
Es de destacar, dentro del psicoanálisis, la corriente “Lacaniana”...
Si recurres, para conocerte a ti mismo, a un psicoanalista lacaniano, te
toparás con la "plusvalía"... (un tema que tocaremos en otro artículo)...
Todo psicoanalista te cobra por los 45 o 50 minutos que hablas con él, pero Lacan inventó una práctica drástica,
que es la siguiente: si a los 10, 15 o 20 minutos de una sesión (si es después
de los 20 minutos ya no tiene sentido, "mejor seguimos hasta el
final", piensa el analista...), dijiste algo importante, significativo, el
terapeuta puede exclamar: "Lo
dejamos aquí", o "Suficiente
por hoy"...
Quiere decir que vas a tener que pagar por toda la sesión, aunque hubo minutos de la misma que no se usaron,
esto implica que tienes que trabajar tú
solo/a "el significado"....
O sea: tienes que retener ese punto clave que surgió cuando se interrumpió
bruscamente la sesión, y ver qué significa...
Lo llamo "plusvalía" porque así lo habría llamado el
gran filósofo alemán Karl Marx
(véase "El Capital", Tomo
II). Marx también habría sido perseguido por Hitler, pero cuando Hitler se lo
propuso Marx ya había muerto…
¿Qué habría argumentado el autor del “Manifiesto Comunista”?
El terapeuta claramente se queda con el dinero completo de tu sesión, pero ÉL no la completó, estuvo ahí una parte
y el resto ("lo significativo") tienes que trabajarlo TÚ por tu cuenta, habiendo abonado por
adelantado ese trabajo TUYO (y encima, con independencia del resultado final
del mismo)...
Pero tampoco seamos tan cínicos: esto, de hecho, tiene un
lado altamente inspirador, el psicoanalista lacaniano, con su conducta, te está
enviando un mensaje subliminal para subirte la autoestima (“tú puedes comprender ¡al fin, solito!, algo
de ti mismo”), y también aumenta la motivación, sobre todo para conseguir
otro terapeuta...
Porque (y esto lo digo por experiencia) discutir con un
terapeuta lacaniano es difícil. Puede ocurrir que él te cite a Lacan, y te
verás en aprietos.
Por ejemplo: “Una geometría implica la heterogeneidad de
locus, a saber, hay un locus del Otro. Con respecto a este locus del
Otro, de un sexo como Otro, como Otro absoluto, ¿qué es lo que el más reciente
desarrollo en la topología nos permite postular?”
Si el profesional lacaniano te hace esta contra-pregunta
para refutar tu pedido de devolución del dinero: ¿qué le contestarías, eh?
Y ahora llegamos a la "frutilla de la torta" del
"conócete a ti mismo": el
misticismo... ¿Qué son los místicos? Son individuos que a lo largo de todas
las épocas y en todas partes del mundo, han tenido revelaciones directas,
espontáneas, acerca del sentido de la vida y de "quiénes eran ellos"
(o tú)... o en realidad: quienquiera que
sea (incluso Hitler, un esquimal o un coreano, porque “todos somos Eso”,
¿recuerdas?...)
Personas como Teresa
de Avila, Rumi, Nagarjuna, Omar
Khayyam, Osho, Krishnamurti, Ramana Maharshi, Ramakrishna, Vivekananda... y
tantos otros... han dejado huellas indelebles en la historia de la humanidad...
El problema con los místicos es que cuando no son muy crípticos (como los Maestros del
Budismo Zen), son demasiado tajantes y
lógicos.
En el primer caso (crípticos),
a un Maestro Zen se le preguntó cuál era la Naturaleza Búdica, y respondió:
"Mu". (Si esto te ayuda
para conocerte a ti mismo, adelante, profundiza en el “Mu”).
Respecto al segundo caso (tajante y lógico), alguien cruzó de punta a punta la India para
preguntarle a Ramana Maharshi: "¿Quién
soy yo?"
Y Ramana, con una sonrisa, le contestó: "¿Cómo voy a decirle YO quién es USTED?"
Bueno, amigo, amiga, para finalizar, entiendo tu inquietud
después de haber aprendido todo esto...
Si estás totalmente decidido a auto-conocerte, pero no
tienes "auto", se te va a complicar... Mejor te propones
"conocerte a ti mismo"... para lo cual no hace falta auto...
Si estás entonces decidido, decidida, para saber exactamente
por dónde empezar, me escribes y te paso el Teléfono y el Facebook de Sandra Pertinato de Gartuso, vidente y
tarotista certificada... Su sesión es accesible, créeme...
Esta notable mujer ha creado un sistema de correlación entre
las cartas del Tarot (específicamente los “Arcanos Mayores”) y las distintas
disciplinas para conocerse a sí mismo -Biología, Física, Antropología,
Filosofía, Historia, Misticismo, Paleontología, Astronomía, etc...
Por ejemplo: si sale "el Mago", deberías empezar por el Misticismo (en este caso hay
que hacer otra tirada –atención: sin
cargo-, para saber con cuál místico empezar; ej.: si en la segunda
tirada sale “El Ermitaño” comienzas
por San Francisco de Asís, pero si sale “El
Loco” comienzas por Osho)…
Continuando con otras posibilidades: si sale "El Colgado", quizá te convendría
iniciarte a las drogas psicodélicas (Química)... Si sale “La Justicia”, estudiarás Derecho Romano, que si bien no se
planteaba la pregunta “¿Quién soy yo?”,
se planteaba: “¿Quién fue…?”; que en
algunos casos es lo mismo; si sale "El
Emperador" te tendrías que ir de cabeza a Marco Aurelio (y sus "Meditaciones", única obra
filosófica escrita entre batalla y batalla, a la cual nadie podría tildar de
“teórica”); si sale “La Muerte”, por
contraposición, te vas a estudiar Biología, si sale "La Rueda de la Fortuna" juégate un numerito por las dudas, porque
no garantiza el éxito -pero sí es más cómodo- tratar de conocerse a sí mismo
desde la cubierta de un crucero; si sale “el
Diablo”, te convendría comenzar por Nietzsche (por su obra “El Anticristo” y su frase: "Dios ha muerto"), y así sucesivamente...
No te garantizo que con Sandra te conocerás a ti mismo (sería
mentirte), pero al menos sabrás por
dónde empezar...
Comentarios
Publicar un comentario