“CONÓCETE A TI MISMO”



¿Hay algo más importante que conocerse a sí mismo? Pareciera que no... si hasta el gran filósofo Immanuel Kant ha dicho: "no vemos el mundo como es, sino como somos..."
Imaginemos entonces esa importancia...
Hoy hablaremos de eso...

Hay quienes dicen que es más fácil conocer a otro, y desde ahí, entonces, conocerse a sí mismo... Por ejemplo: si eres mujer, puedes dedicarte a conocer a un hombre: algo que es infinitamente más simple... y si eres varón, te conviene el atajo de escuchar a tu esposa, que te sintetiza: "Eres un inútil..." (como mínimo: dentro de tu casa)... Es un punto de partida…
Si tienes novia, sólo espera, y en algún momento te lo dirá, y si no tienes novia ni esposa, pregunta o recuerda a tu madre. 

Las madres no son tan frontales como las novias y esposas... Ellas más bien te dan pistas... Enuncian frases como: "Te lo dije...", "Si me hubieras hecho caso, pero como no escuchas...", o bien (la frase más lapidaria y aparentemente irrefutable): "Te conozco desde que naciste..."

Que otra persona te conozca (en este caso tu madre) no aporta nada definitivo, pero siembra una esperanza: si ella al menos te conoce, algún día bien te podrías llegar a conocer tú...
Si eres mujer (lo cual evidentemente es más complejo), puedes recurrir a la simplificación masculina como punto de partida: "eres una histérica".

Ahora, desde el punto de vista histórico, este gran problema ("Conócete a ti mismo"), tiene su punto de arranque tanto en Grecia, con el Oráculo de Delfos, que enunciaba: "Conócete a ti mismo... y conocerás a Dios"... -frase arriesgada, sobre todo para aquel que tiene un principio de megalomanía, o nació en Argentina...- como en la India, donde en el libro sagrado Baghavad Gita (y en muchos otros de los centenares de libros sagrados que tienen los hindúes, a diferencia de los pobres judíos, que poseen sólo uno), el Maestro o Deidad -que tiene distintos nombres según cada libro- le dice al Discípulo: "Tú eres Eso".
El Baghavad Gita es uno de los libros religiosos más importantes de todas las épocas, y data del siglo III a. C.

O sea, que el Oráculo de Delfos decía: "Conócete a ti mismo... y conocerás a Dios", y la Baghavad Gita sostiene: "Tú eres Eso..."... Ahora: entre "Dios" y "Eso", ¿qué relación hay? ¿Es lo mismo, son cosas distintas…? Sólo lo sabrás cuando te conozcas (o no)...

Por otro lado, en el Antiguo Testamento, Moisés le pregunta a Jehová, el “Dios de los Judíos” (que podría llegar, imprevistamente, a ser el "Eso" de los hindúes): ¿Quién eres?"… Y Jehová le responde: "Soy el que soy"... Más claro imposible... 

Menos mal que en hebreo los fonemas no son los mismos que en español, sino se habría corrido el riesgo de que Moisés (en la montaña y con tanto viento), oyera mal y entendiera que Jehová le dijo: “Soy el queso… ¿y?...”

Después de los avatares del pueblo judío con Jehová, en Greciaiba tomando forma la Filosofía, como disciplina estructurada en torno a la acumulación de los conocimientos, y arremetió con la misma pregunta... Aquí retomamos al Oráculo de Delfos (que no sabemos exactamente qué era)...

Un día Cherafón (alumno de Sócrates) le preguntó al Oráculo si había en el mundo algún hombre más sabio que Sócrates, y éste le contestó: “Sófocles es sabio, Eurípides aún más sabio que Sófocles, pero Sócrates es el más sabio de todos los hombres”.
O sea: que Sócrates supuestamente se conocía a sí mismo.
El problema es que cuando Sócrates se enteró, no estuvo de acuerdo, porque declaró: "Sólo sé que no sé nada...

Esta famosísima frase es muy festejada hasta hoy, pero una vez, yo me pregunté: "¿y cómo sabía Sócrates que no sabía nada?... ¿Cómo podía estar seguro de eso?... Tal vez no sabía que sabía… (Ver sobre “el inconciente” de Freud, más adelante)... 

Me pregunté y me pregunté, pero hasta hoy no obtuve respuesta (sobre todo de Sócrates). Porque además hay una paradoja aquí: si él sabía que no sabía nada, ya sabía algo, entonces no es tan simple que "no sabía nada"... (y tampoco es cuestión de alardear…)
Para mí lo de Sócrates, igual, es inexplicable: él estaba casado (a diferencia de otros filósofos, como Nietzsche o Schöpenhauer), por lo tanto, era experto en malentendidos, ¿por qué no pensó que el Oráculo se refería a que si él (Sócrates) reconocía que "no sabía nada", era el más sabio de todos, y punto

¿Por qué no dijo: "¡Ah!, ya entendí... como el Oráculo considera el "no saber" (que no es lo mismo que la ignorancia, en donde no se sabe que no se sabe) como la máxima sabiduría, yo, Sócrates, al reconocer que "no sé nada", soy el más sabio..."?

¿Por qué no se dio cuenta de esto, eh? (¿O por qué no se lo dijo, al menos, su esposa, Xantipa, que seguramente, como todas las esposas, le diría muchas veces lo que tenía que hacer –o decir, o pensar, o sentir, o intuir, o anticipar, o prevenir, o adivinar…?)

Si tomamos la declaración de Sócrates como válida (que era el “más sabio”, pero por “no saber nada”) digamos que "volvemos a fojas cero", como sostendría el detective Columbo, quien era muy observador e inquisitivo...

De paso, recordemos que a Sócrates no le fue muy bien "no sabiendo nada"... justo cuando el Oráculo sostenía que él era el más sabio, y él afirmaba: "sólo sé que no sé nada", lo condenaron a muerte, lo obligaron a suicidarse... 

No se sabe si lo suicidaron por envidia -ante lo que dijo el Oráculo- o por astucia -le hicieron tomar cicuta aprovechando que "no sabía nada"-, y se lo sacaron del medio, porque aunque “no sabía nada”, dicen que era medio criticón… 

Y además molestaba mucho con sus preguntas algo irónicas… lo cual suscribe mi punto de vista de que no preguntaba tanto porque “no sabía”, sino que tal vez preguntaba mucho porque sabía algo… (p.ej: que todos los que lo rodeaban eran unos idiotas que creían saber).

Sócrates  no escribió una sola página, pero su discípulo Platón, sí; dejó escritas cientos y cientos de páginas, verdadera hazaña del intelecto, si tenemos en cuenta el punto de partida básico de Sócrates: "no sé nada"... (aquí se abren dos posibilidades: quizá Sócrates se refería a que "no sabía nada" sobre sí mismo, pero sabía un montón sobre otras cosas, y sobre eso escribió Platón, o bien Platón logró desarrollar a fondo, en muchísimas páginas, el concepto central de Sócrates: "sólo sé que no sé nada...", lo cual es aún más meritorio)
Lo raro, entonces, es que en principio, para llegar "a no saber nada" (y quizá, así, “conocerse a sí mismo”), hay que leer toda la obra de Platón... Manos a la obra, pues...

Pero ojalá esto fuera suficiente... Hay muchos indicios de que no es así... La Filosofía (así, con mayúsculas, o sea, CON TODO) siguió su curso: tenemos grandes figuras como Agustín de Hipona, David Hume, Baruch Spinoza, Tomás de Aquino, René Descartes, quien postuló: "Pienso, luego existo..." (según este autor, en principio, ya podemos entender por qué nuestra esposa, o novia, o madre, nos dice que somos inútiles -o si eres mujer, por qué te dicen "histérica"-: esas personas no piensan sobre sí mismas, piensan primero sobre los demás... porque como descubrió Descartes, para existir primero tienen que pensar, y claro: es más fácil pensar -sobre todo negativamente- en los demás... es casi automático y totalmente entendible…) 

Después –en el siglo XIX- vendrían, entre otros, Schöpenhauer, Hegel y Nietzsche... Este último postuló el "eterno retorno", lo cual es bueno, porque según este autor, tiempo no nos va a faltar para conocernos a nosotros mismos (igual que si tenemos en cuenta la reencarnación de las doctrinas hindúes y creemos en ella)... así que nos podemos ir de vacaciones tranquilos... incluso a Tailandia... entonces: nada de arrojarnos desesperados a leer (encima a las apuradas por si nos agarra un ACV), las obras completas de Platón... 

Ya llegados al Siglo XX, destaquemos a Jean Paul Sartre, quien escribió una obra muy importante: "El Ser (o sea: nosotros) y la Nada"... Hay que leerla completa... La sección dedicada a "la nada" son como 400 páginas, pero vale la pena: después de leer todo cuidadosamente, nunca más volveremos a dudar acerca de lo que es la nada... y entender claramente qué es "la nada" nos despejará el camino para conocernos a nosotros mismos (ya que nosotros somos "algo" -aunque sea: "inútil" o "histérica")... Igual hay excepciones… a veces un amante despechado te dirá: "vos no existís", o sea, que nos quiere hacer parecer a "la nada", pero esto es una contradicción en los términos (y además es para molestar nomás), así que podemos obviarlo.   

Lo más impactante, al leer "El Ser y la Nada", es el final, que dice:
"Ahora nos es dado concluir (...) Nuestras investigaciones nos han permitido responder a la primera de esas preguntas: el Para-sí y el En-si están reunidos por una conexión sintética que no es otra que el propio Para-sí. El Para-sí, en efecto, no es sino la pura nihilización del En-sí: es como un agujero de ser en el seno del Ser".

¡Clarísimo!: si captamos la brillantez meridiana de este concepto, sentiremos el impulso irresistible de zambullirnos en esa obra capital del filósofo francés para empezar a saber por fin quiénes somos.

Otra persona que se dedicó mucho a conocerse a sí mismo fue el gran filósofo alemán Martin Heidegger (Martin sin acento, porque el nombre también es alemán). La obra capital de Heidegger se titula "Ser y Tiempo". (En algunos círculos Heidegger no cae bien, era simpatizante del Tercer Reich y de Hitler, aunque sólo al principio –esto implica que era un poco lento para entender algunas cosas, pero eso puede ser bueno en filosofía, porque se piensa con más cuidado). 

Aunque el libro "Ser (o sea: nosotros), y Tiempo" es una obra capital de la filosofía moderna, hay personas muy estudiosas que descreen de su potencial para ayudarnos. 

Por ejemplo, el filósofo de la ciencia Mario Bunge, se pregunta: "¿Qué dice Heidegger sobre el ser? "El ser es ello mismo". ¿Qué significa? ¡Nada! Pero la gente, como no lo entiende, piensa que debe ser algo muy profundo. Veamos cómo define el tiempo: "Es la maduración de la temporalidad". ¿Qué significa eso? Las frases de Heidegger son las propias de una persona  con esquizofrenia. Se llama esquizofacia. Es un desorden típico del esquizofrénico avanzado".

Suena fuerte, pero en otro pasaje Bunge modera esa opinión y aclara que, para él, Heidegger es en realidad "un pillo que se aprovechó de la tradición académica alemana según la cual lo incomprensible es profundo".
Como vemos, no es fácil ponerse de acuerdo en Filosofía, sobre todo en el "conócete a ti mismo". (Más bien, y a juzgar por declaraciones de este tipo, en Filosofía cada autor conoce mejor a otro que a sí mismo).

Otro caso notable para tener en cuenta, es el de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (sus padres no escatimaban nombres, algo usual en Alemania, sobre todo con nombres rimbombantes como Wilhelm y Friedrich). Hegel fue un importantísimo filósofo que escribió una larga obra llamada "Fenomenología del Espíritu". 

Cuando se dice que "somos Espíritu" (una forma de ir acercándonos al “Conócete a ti mismo”), podríamos estudiar esta obra y tal vez comprendamos el concepto (que no sé si es lisa y llanamente “conocerse a sí mismo”, pero se parece).

Sin embargo, cuidado: otro gran filósofo, Arthur Schöpenhauer, tenía sus dudas sobre esta obra, y nos advierte con estas palabas:
"Debo decir que la supuesta filosofía de Hegel no es sino una colosal estafa y que ofrecerá a la posteridad una fuente inagotable de burlas a costa de nuestra época, que erróneamente lo ha ensalzado, promovido y elogiado.

"El pensamiento de Hegel no es sino una pseudo-filosofía que paraliza todas las fuerzas del ingenio, que ahoga todo pensamiento verdadero y que, valiéndose de audaces y astutos excesos del lenguaje, arroja la verbosidad más vana, carente de toda idea o sentido, y por demás embrutecedora, como lo demuestran sus insustanciales resultados, sin principios ni consecuencias. 

“Diré también con razón que ese summus philosophus ha arrojado sandeces como nadie, y hasta el extremo tal de que si alguien leyera su obra más estimada, la "Fenomenología del Espíritu", concluirá que el manicomio es el mejor sitio en el que se le puede confinar a su autor".

¿Cómo saber si Schöpenhauer exageraba, o sólo le faltaba diplomacia? En el camino de conocernos a nosotros mismos, lo sabremos leyendo entera la "Fenomenología del Espíritu", y sacando nuestras propias conclusiones (algo que a veces es inevitable en el camino del "conócete a ti mismo").

Ojalá alcanzara con alguna Religión o Filosofía para conocerse a sí mismo... Hay quienes dicen que no, desde distintas disciplinas muy respetables, y parecen tener razón...
Los Antropólogos, por ejemplo, te dirán: ¿cómo vas a conocerte "a ti mismo" (si eres mexicano o español), o "a vos mismo" (si eres argentino), sin conocer a fondo cómo vivieron tus antepasados lejanos?

El Historiador sostendrá que también hay que conocer a los antepasados cercanos (y sobre todo qué hicieron o dejaron de hacer, si fueron héroes o villanos, si eran tontos o robaban, quién se acostaba con quién, etc.)...  

Los Paleontólogos, con todo derecho, te reclamarán: “¿No te importa saber sobre los huesos de tus ancestros?”

Y el Arqueólogo argumentará: “¿Carece de toda importancia, para ti (o para vos) el hábitat de tus antepasados?”

El Sociólogo te preguntará si eres rico, pobre, o de clase media; si eres de izquierda, de derecha, o del “centro” (en el que el sociólogo no cree, porque sostiene: “o sos de izquierda o sos de derecha”, no se puede estar “medio embarazada”)…

El Biólogo dirá que no te puedes conocer si no comprendes lo que es un proceso biológico... (porque, obviamente: estamos vivos; lo cual remite a la inquietante pregunta: “si al final de todo llegamos a conocemos a nosotros mismos, y luego morimos, ¿qué pasa con ese conocimiento?”).

El Químico interroga: "Eres, en parte tus hormonas, ¿sabes lo suficiente acerca de ellas?"...
El Físico sostiene con razón (y pruebas): "En tu cuerpo hay átomos que estaban en las primeras estrellas que se formaron después del Big-Bang... " (Hay que tener en cuenta esto también... ¿soy yo mis átomos? Obviamente no del todo, pero entonces: ¿en qué porcentaje? Esta pregunta sólo se puede responder estudiando Matemáticas, incluso Teoría de Conjuntos, porque “átomos somos todos”, parafraseando a Juan Domingo Perón).

Pero claro, ¿cómo vamos a tratar de conocernos a nosotros mismos obviando la Psicología?
El problema con la Psicología es que hay muchas corrientes, y no debería descuidarse ninguna...

El “Conductismo” es la más sencilla y directa: "Eres tus actos"... Observa tus actos, y ya está... Si eres varón, las mujeres que te rodean (esposas, novias, madres e incluso amantes), en algún momento te dirán (en base a tus actos): "Eres un irresponsable...", y si eres mujer, los varones (ya lo dijimos) te dirán (en base a tus actos o "amagues de actos"): "Eres una histérica..."

Esto parece demasiado simple (aunque en principio suele ser verdad), pero hay otra terapia, la llamada "Cognitiva", en la cual lo que importa son los procesos de pensamiento... Por ejemplo: si piensas que eres un "gilipollas", por lo menos sabes que eres español, y si piensas que eres un "boludo", es muy probable que seas argentino (o un "pinche" mexicano que lleva demasiado tiempo en Argentina)...

Luego está la terapia "Sistémica". Según esta terapia, para llegar a conocernos tendremos primero que conocer a fondo a nuestra familia... quizá incluso a nuestra familia política... David Sampaolo, una autoridad en esta corriente, recomienda no desperdiciar sobre todo el período de las Fiestas: Navidad y Año Nuevo, porque en esas fechas críticas se termina sabiendo a fondo quién es quién...

También está la terapia “Gestalt”, cuyo axioma dice: “El todo es mayor que la suma de las partes”, lo cual es extraño pero obvio cuando revisas las facturas a principio de mes. Pero, ¿qué tengo yo que ver con el todo?

Un ejemplo para entender rápidamente el axioma El todo es mayor que la suma de las partes”,  es la anécdota del matemático P.G. Lejeune-Dirichlet (1805-1859), quien no era partidario de escribir cartas. Se cuenta que una de las pocas veces que escribió alguna misiva fue por el nacimiento de su primer hijo. Dirichlet envió un telegrama a su suegro con el mensaje siguiente: 

1 + 1 = 3 
Queda claro que “el Todo” (3) es “mayor que la suma de las partes” (1 + 1), por lo menos cuando el “1 + 1” es un hombre más una mujer.

Pero… ¿por qué, para conocerme a mí mismo, tengo que conocer "todo"? Es justamente lo que te explica la "Gestalt", que no se puede sintetizar porque es un "todo".

Por último, llegamos a la más importante de todas las psicologías: el “Psicoanálisis”... Sigmund Freud fue el padre del psicoanálisis, pero algunos fanáticos de esta disciplina a veces le quieren adjudicar la paternidad de todas las psicologías, cosa que obviamente es una exageración, porque con tantas "hijas" Freud tendría que haber tenido muchas esposas, y entonces habría sido un jeque árabe... y no lo era... vivía en Austria, ciudad de la que tuvo que escapar de Hitler, igual que Einstein, porque ambos fueron acusados por el Tercer Reich de difundir “conocimientos judíos”…

El talento de Freud es indiscutible... Lo prueban un par de sus axiomas: "Todos somos neuróticos"... (se incluyen las categorías "inútil" e "histérica", pero no los psicóticos o perversos y su hallazgo más extraordinario: la postulación de que para llegar a conocernos a nosotros mismos primero tenemos que conocer nuestro inconciente (si es Inconciente parece que no podríamos conocerlo nunca, pero no es así). Evidentemente, el inconsciente sólo se puede conocer cuando ya no es inconsciente (sic: “Wikipedia”, ver artículo y Obras Completas de Sigmund Freud).

Para lidiar con el inconciente (y especialmente con los inconcientes) Freud inventó la "sesión psicoanalítica", con o sin diván (según el bolsillo del consumidor)...
Para hacer terapia psicoanalítica, en el 90% de los casos, hay que pagar... Esto ya de por sí es complicado... 

En principio, que sea pago es justo para el psicoanalista, porque si el psicoanalista no come, no se podrá conocer a sí mismo, y si no se conoce a sí mismo, no te podrá ayudar... (aunque hay quienes aseguran que no es un requisito esencial que el psicólogo se conozca a sí mismo, mientras tenga título, puede ayudar igual... incluso, en algunos pocos casos, han ayudado "profesionales" con título falso, porque produjeron el efecto paradójico de que sus pacientes supieran, de sí mismos, que fueron fácilmente engañados y, por lo tanto, eran "tontos", lo cual siempre es un avance en el auto-conocimiento)

Decíamos que es justo para el psicoanalista que la terapia sea paga, pero esto ya crea una división económica (una discriminación) entre los que pueden pagar una terapia y los que no... Los pobres, por lo tanto, la tienen de entrada más difícil (como en muchas otras cosas...) Por ejemplo: veamos una escena cruel (pero común): un potentado pasa frente a un mendigo, y le dice: "¿No tienes para comer … Y ENCIMA NO TE CONOCES A TI MISMO?!!? ¡Qué barbaridad!"...

Es de destacar, dentro del psicoanálisis, la corriente “Lacaniana”... Si recurres, para conocerte a ti mismo, a un psicoanalista lacaniano, te toparás con la "plusvalía"... (un tema que tocaremos en otro artículo)... Todo psicoanalista te cobra por los 45 o 50 minutos que hablas con él, pero Lacan inventó una práctica drástica, que es la siguiente: si a los 10, 15 o 20 minutos de una sesión (si es después de los 20 minutos ya no tiene sentido, "mejor seguimos hasta el final", piensa el analista...), dijiste algo importante, significativo, el terapeuta puede exclamar: "Lo dejamos aquí", o "Suficiente por hoy"...

Quiere decir que vas a tener que pagar por toda la sesión, aunque hubo minutos de la misma que no se usaron, esto implica que tienes que trabajar tú solo/a "el significado".... O sea: tienes que retener ese punto clave que surgió cuando se interrumpió bruscamente la sesión, y ver qué significa... 

Lo llamo "plusvalía" porque así lo habría llamado el gran filósofo alemán Karl Marx (véase "El Capital", Tomo II). Marx también habría sido perseguido por Hitler, pero cuando Hitler se lo propuso Marx ya había muerto…

¿Qué habría argumentado el autor del “Manifiesto Comunista”? El terapeuta claramente se queda con el dinero completo de tu sesión, pero ÉL no la completó, estuvo ahí una parte y el resto ("lo significativo") tienes que trabajarlo por tu cuenta, habiendo abonado por adelantado ese trabajo TUYO (y encima, con independencia del resultado final del mismo)...
Pero tampoco seamos tan cínicos: esto, de hecho, tiene un lado altamente inspirador, el psicoanalista lacaniano, con su conducta, te está enviando un mensaje subliminal para subirte la autoestima (“tú puedes comprender ¡al fin, solito!, algo de ti mismo”), y también aumenta la motivación, sobre todo para conseguir otro terapeuta...

Porque (y esto lo digo por experiencia) discutir con un terapeuta lacaniano es difícil. Puede ocurrir que él te cite a Lacan, y te verás en aprietos.

Por ejemplo: Una geometría implica la heterogeneidad de locus, a saber, hay un locus del Otro.  Con respecto a este locus del Otro, de un sexo como Otro, como Otro absoluto, ¿qué es lo que el más reciente desarrollo en la topología nos permite postular?
Si el profesional lacaniano te hace esta contra-pregunta para refutar tu pedido de devolución del dinero: ¿qué le contestarías, eh?

Y ahora llegamos a la "frutilla de la torta" del "conócete a ti mismo": el misticismo... ¿Qué son los místicos? Son individuos que a lo largo de todas las épocas y en todas partes del mundo, han tenido revelaciones directas, espontáneas, acerca del sentido de la vida y de "quiénes eran ellos" (o tú)... o en realidad: quienquiera que sea (incluso Hitler, un esquimal o un coreano, porque “todos somos Eso”, ¿recuerdas?...)

Personas como Teresa de Avila, Rumi, Nagarjuna, Omar Khayyam, Osho, Krishnamurti, Ramana Maharshi, Ramakrishna, Vivekananda... y tantos otros... han dejado huellas indelebles en la historia de la humanidad... 

El problema con los místicos es que cuando no son muy crípticos (como los Maestros del Budismo Zen), son demasiado tajantes y lógicos.

En el primer caso (crípticos), a un Maestro Zen se le preguntó cuál era la Naturaleza Búdica, y respondió: "Mu". (Si esto te ayuda para conocerte a ti mismo, adelante, profundiza en el “Mu”).
Respecto al segundo caso (tajante y lógico), alguien cruzó de punta a punta la India para preguntarle a Ramana Maharshi: "¿Quién soy yo?"
Y Ramana, con una sonrisa, le contestó: "¿Cómo voy a decirle YO quién es USTED?"

Bueno, amigo, amiga, para finalizar, entiendo tu inquietud después de haber aprendido todo esto... 

Si estás totalmente decidido a auto-conocerte, pero no tienes "auto", se te va a complicar... Mejor te propones "conocerte a ti mismo"... para lo cual no hace falta auto...
Si estás entonces decidido, decidida, para saber exactamente por dónde empezar, me escribes y te paso el Teléfono y el Facebook de Sandra Pertinato de Gartuso, vidente y tarotista certificada... Su sesión es accesible, créeme... 

Esta notable mujer ha creado un sistema de correlación entre las cartas del Tarot (específicamente los “Arcanos Mayores”) y las distintas disciplinas para conocerse a sí mismo -Biología, Física, Antropología, Filosofía, Historia, Misticismo, Paleontología, Astronomía, etc...
Por ejemplo: si sale "el Mago", deberías empezar por el Misticismo (en este caso hay que hacer otra tirada –atención: sin cargo-, para saber con cuál místico empezar; ej.: si en la segunda tirada sale “El Ermitaño” comienzas por San Francisco de Asís, pero si sale “El Loco” comienzas por Osho)… 

Continuando con otras posibilidades: si sale "El Colgado", quizá te convendría iniciarte a las drogas psicodélicas (Química)... Si sale “La Justicia”, estudiarás Derecho Romano, que si bien no se planteaba la pregunta “¿Quién soy yo?”, se planteaba: “¿Quién fue…?”; que en algunos casos es lo mismo; si sale "El Emperador" te tendrías que ir de cabeza a Marco Aurelio (y sus "Meditaciones", única obra filosófica escrita entre batalla y batalla, a la cual nadie podría tildar de “teórica”); si sale “La Muerte”, por contraposición, te vas a estudiar Biología, si sale "La Rueda de la Fortuna" juégate un numerito por las dudas, porque no garantiza el éxito -pero sí es más cómodo- tratar de conocerse a sí mismo desde la cubierta de un crucero; si sale “el Diablo”, te convendría comenzar por Nietzsche (por su obra “El Anticristo” y  su frase: "Dios ha muerto"), y así sucesivamente...

No te garantizo que con Sandra te conocerás a ti mismo (sería mentirte), pero al menos sabrás por dónde empezar...

Y esto es muy importante, te ahorrará varios dolores de cabeza, porque como se lee textualmente en la Introducción de un Manual de Inversiones Bursátiles: "Si no te conoces a ti mismo, la forma más cara de comprobarlo es invirtiendo en la Bolsa de Comercio".

Comentarios

Entradas populares